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Polígono Sur es un barrio de Sevilla con una población de unos 40.000 vecinos que incluye seis barriadas: La Oliva y La Paz son entornos normalizados; Antonio Machado y Letanías zonas obreras, con dificultades por sus altos índices de paro y su bajo nivel socioeconómico; mientras que Murillo y Martínez Montañés concentran los problemas habituales de los barrios en exclusión, como analfabetismo, altas cifras de paro, pobreza o delincuencia. Polígono Sur cuenta con un alto índice de población gitana.

El barrio nació en los años 60 como un gran parque público de viviendas para la clase trabajadora, donde se fue realojando población por distintos motivos: la especulación urbanística que expulsó a los gitanos de la cava de Triana, desastres naturales como la riada del Tamarguillo y finalmente para acoger a personas que venían de infraviviendas o asentamientos chabolistas. Esa combinación de grupos inconexos, algunos rozando la exclusión o directamente excluidos, sin un acompañamiento social que favoreciese la integración, hizo que durante décadas el barrio se fuese deteriorando en lo urbanístico, en lo social y en la convivencia, elevándose los índices de analfabetismo y fracaso escolar, los problemas de salud, el paro, la pobreza o la delincuencia. Hablamos de una zona que carecía de edificios de uso público, con un urbanismo muy básico, sin zonas de esparcimiento, sin señales de tráfico siquiera, donde durante años llegaron a dejar de funcionar servicios públicos como correos, taxis o autobuses; y la policía sólo entraba en la zona más deteriorada para intervenciones de choque.

En 2003 se aprobó la puesta en marcha de una figura de consenso entre las tres administraciones (Ayuntamiento, Junta y Estado), el Comisionado para el Polígono Sur, para impulsar un Plan Integral de rehabilitación. La idea es coordinar la intervención y las inversiones de las tres administraciones públicas y de las entidades que trabajan en la zona persiguiendo los mismos objetivos, que se resumen en la normalización del Polígono Sur. Siempre con la participación de los vecinos, que son los más interesados en mejorar su barrio. El primer comisionado fue Jesús Maeztu. Desde octubre de 2013, la comisionada es Mar González.

Se puede consultar el Plan Integral (diagnóstico del barrio antes de empezar a aplicarlo, metodología, objetivos, sustento legal…) en el apartado Plan Integral de esta web.

Los avances logrados en los últimos años son visibles. En lo urbanístico, el aspecto del barrio ha cambiado bastante: se han construido edificios como la Factoría Cultural o el centro de participación activa de mayores, se ha dotado a las grandes avenidas de aceras anchas, carriles bici, zonas de recreo para los vecinos, parques infantiles... En cuanto a asuntos menos urbanísticos, hay que destacar que los servicios públicos entran hoy en cualquiera de sus calles: la presencia policial es como la de cualquier otro barrio, hay servicio de correos, limpieza por parte de Lipasam y los autobuses de Tussam llegan mediante tres rutas.

La mayoría de las obras significativas se realizaron gracias al Plan Urban, que invirtió unos 12 millones de euros en el barrio. Estos cambios en lo físico afectan a su vez a otros ámbitos: al reurbanizar las avenidas y poner señales de tráfico y semáforos, que no había, se ha mejorado el respeto a las normas de tráfico y con ello se mejora también la convivencia. Hay una zona de edificios en la parte más deteriorada, Martínez Montañés, que se rehabilitó y que años después se mantiene en buen estado, frente al mito de que en estas zonas no vale la pena invertir.

En los últimos años, la Consejería de Fomento y Vivienda ha puesto en marcha una segunda tanda de rehabilitaciones de edificios que ha supuesto el arreglo integral de un bloque en Martínez Montañés en el que han sido alojadas 16 familias y existe el compromiso de renovar por completo otro; mientras que en Murillo se han recuperado también dos bloques de viviendas familiares. Además, ha realizado una campaña de reparaciones parciales tanto en Martínez Montañés como en Murillo para desperfectos que se repetían en estos edificios, como la rotura de desagües que vertían aguas fecales. Para que esas labores de mantenimiento continúen, en julio de 2018 adjudicó un contrato de tres años de duración para reparar los desperfectos que vayan surgiendo en los 30 bloques de Martínez Montañés que han sido rehabilitados, que suman 620 viviendas. También ha aprobado el diseño de una zona verde en el vacío central de Martínez Montañés, en el entorno de la Factoría Cultural.

Estos avances no implican que la situación esté normalizada. Hay un problema fundamental con la vivienda porque quedan muchos bloques en estas dos barriadas que tienen que ser reparados, algunos de forma integral, para permitir condiciones de vida dignas a sus habitantes. La reparación corresponde en el caso de Martínez Montañés a la Junta de Andalucía, responsable del parque público de viviendas, a quien se siguen reclamando los dos asuntos pendientes que son esenciales en materia de vivienda en el barrio: la regularización, para que las casas no se compren y vendan irregularmente, impidiendo saber quién vive realmente en cada una; y el arreglo de los pisos en mal estado.

El Plan Urban también ha permitido que el barrio cuente hoy con edificios de nivel ciudad como dos centros de empleo, un polideportivo cubierto o dos grandes infraestructuras puestas en marcha en 2018 a las que el Plan Integral reserva un importante papel en la transformación de Polígono Sur: la Factoría Cultural y el centro de mayores. La Factoría, un impresionante edificio blanco y acristalado que ha cambiado el foco de atención en la zona más degradada de Martínez Montañés, debe servir de puente entre la cultura y el arte del barrio y del resto de Sevilla. Pero su labor va más allá: consiguiendo que venga como público gente de otros barrios que quiera disfrutar de su programación se logra que personas que nunca habrían venido a Polígono Sur y sólo han oído los estereotipos conozcan de primera mano el barrio, lo que redunda en su integración; además, la Factoría acogerá formación, reglada y no reglada, lo que impulsará las iniciativas económicas que se producen en torno al mundo artístico. En cuanto al centro de día de mayores, ya está sirviendo de nexo de unión con los barrios aledaños al tener usuarios de otras zonas, y ha dado vida a una parte de Polígono Sur que carecía de recursos para el ocio saludable y el tiempo libre, mejorando la calidad de vida de la ciudadanía.

Es importante reseñar la apertura hace dos años del parque del Guadaíra, que responde a una demanda fundamental del barrio, que es romper con su aislamiento. El parque es una zona verde de 60 hectáreas que sustituye el campo abierto al que se asomaba el Polígono Sur por un parque urbano visitable y con equipamiento, al que el barrio puede acceder desde tres puertas distintas y que también está atrayendo a vecinos de otras zonas. El proyecto original está por terminar, porque Su Eminencia, cuya velocidad se ha reducido colocando semáforos, sigue siendo una carretera que impide la unión del parque con el Polígono Sur.

La idea de dotar de infraestructuras de nivel ciudad al barrio que perseguía el Urban tiene un precedente en la residencia Flora Tristán, que se construyó al inicio del Plan Integral con la intención de mezclar a población de otros barrios con la del Polígono Sur y de potenciar la implicación de la universidad en la solución de los problemas de exclusión. Las personas becadas por la Flora Tristán, que intercambian alojamiento gratuito o a muy bajo coste a cambio de horas de voluntariado, cumplen un papel esencial en la educación, el movimiento asociativo y otros ámbitos.

En lo social, el Plan Integral promueve el trabajo en diversos los frentes, liderados por los servicios sociales municipales y centrándonos en los últimos años en la atención a las familias y el trabajo en varias plazoletas con problemas de convivencia. La dificultad de conectar con población tan excluida y empobrecida, la falta de continuidad en los programas que se aplican en estas zonas y, tras la crisis económica, los recortes de personal y de recursos son los principales problemas con los que chocan las administraciones públicas y las entidades que desarrollan estas actuaciones.

Quienes trabajan en estos ámbitos se sientan juntos en la Red de Entidades, una mesa impulsada por la Oficina de la comisionada que coordina las actuaciones e intercambia información para sacar el máximo partido a los recursos que se ponen en marcha, sin duplicar actuaciones y favoreciendo que todos los participantes persigan objetivos similares. Con esta filosofía se coordina el trabajo con las familias y el trabajo de calle, y se establecen nuevas necesidades. Por ejemplo, la de instruir a los padres adolescentes, ante la evidencia de que muchos son demasiado jóvenes y carecen de herramientas para educar a sus hijos, una realidad que no se estaba abordando y que ahora se afronta desde programas de parentalidad positiva.

La educación también ha experimentado importantes cambios: el absentismo estaba en un 50% antes del Plan Integral, y ahora ronda el 14% de media, más bajo en Primaria con un 8%, cifras todavía lejos de las deseables. Al inicio del Plan Integral se aprobó un Plan Educativo de Zona que coordina el equipo educativo de la comisionada y que permite a los centros escolares probar métodos innovadores, participativos e inclusivos, que son una vía de entrada para trabajar con las familias, no sólo en la educación de sus hijos sino en otros ámbitos como la convivencia. Entre estas experiencias podríamos destacar que el IES Antonio Domínguez Ortiz acumula este año tres proyectos Erasmus+ que permitirán al alumnado del barrio viajar a países extranjeros.

Esta labor de innovación educativa se ha visto reconocida con diversos premios, algunos de la importancia del premio nacional de Educación Miguel Hernández, el premio Confucio de la Unesco, y el Premio al Mérito Educativo de la Junta de Andalucía, recibidos por el centro de adultos Polígono Sur (Ceper). En los últimos años, los CEIP Manuel Altolaguirre y Andalucía, los IES Domínguez Ortiz y Romero Murube y la asociación Entre Amigos (que acompaña desde dentro la labor de los centros escolares) han recibido distinciones por su educación en valores, uno de los objetivos centrales del Plan Educativo de Zona vigente en Polígono Sur. El último ha sido el premio nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer al CEIP Andalucía.

Para combinar distintos ámbitos de intervención y así mejorar los resultados, como prevé el Plan Integral, con los años se han ido instaurando programas como las escuelas de verano, que en este caso coordina actuaciones sociales y educativas. Durante las últimas vacaciones se han ofrecido 800 plazas en Polígono Sur, en torno a la mitad de las plazas públicas de toda la ciudad, gracias a la colaboración de instituciones públicas como el Ayuntamiento de Sevilla, la Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía y la Oficina de la comisionada para el Polígono Sur, y entidades privadas que trabajan con menores durante todo el año, garantizando un ocio educativo y una alimentación saludable, y al mismo tiempo la conciliación para sus familias.

En esa misma línea de integración existen actuaciones en materia de salud comunitaria como el programa Por tu cara bonita, que busca combatir la caries infantil con la colaboración de los centros escolares y los de salud. Es una idea surgida de la Mesa de Promoción de la Salud, el órgano impulsado por la Oficina de la comisionada en el que se detectan los problemas del barrio y se decide cómo abordarlos con la colaboración de los servicios y entidades implicados.

En lo que atañe a la convivencia, una preocupación que abarca todas las áreas de trabajo del Plan Integral, son muchos los involucrados: a la labor liderada por las administraciones se le han sumado proyectos con aportación privada para cubrir situaciones sobre las que no se estaba actuando. Por ejemplo el proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI), que financian la Obra Social La Caixa y la Fundación Cajasol, y que se realiza de la mano del Ayuntamiento de Sevilla y la Oficina de la comisionada, con la participación de diversas entidades con presencia en Polígono Sur. Comenzó en 2014 con la intención de mejorar la convivencia en las calles y plazas del barrio, y haciendo alianza con servicios y entidades del barrio trabaja por recuperar los usos tradicionales de buena vecindad en estos espacios, incluidas celebraciones que se habían perdido como las Fiestas de la Primavera, en las que en los últimos años han participado cientos de vecinos.

Al esfuerzo por mejorar la convivencia se le unió a principios de 2018 el proyecto Igualando al Sur, una estrategia para trabajar con las familias de las zonas de mayor exclusión del barrio, basada en el trato directo con los vecinos y con especial preocupación por los menores. Mediante un convenio entre el Ayuntamiento de Sevilla, la Oficina de la comisionada para el Polígono Sur, la Fundación La Caixa, la Fundación Cajasol y la asociación Entre Amigos, se está abordando la acción social en puntos del barrio con una exclusión más severa, a los que no se conseguía llegar a través de los servicios públicos normalizados. En todos los programas que trabajan por la convivencia, la participación de los vecinos es fundamental.

También cumplen un papel unificador a través de la música iniciativas como la Fundación Alalá, que financia una escuela de arte sobre la que la directora Remedios Málvarez rodó el premiado documental Alalá, y los coros Barenboim y Meridianos, todos ellos formados por menores y adolescentes del barrio. También se puede destacar la labor que lleva a cabo con la juventud la Fundación Don Bosco, con un programa de movida alternativa durante los fines de semana.

Otro ejemplo de trabajo integral que no se había probado antes de ponerse en marcha en Polígono Sur es el centro de empleo CODE, reabierto en 2017 y que reúne los servicios de las tres administraciones (Ayuntamiento, Junta y Estado). Se trata de una puerta de entrada común que permite crear itinerarios de empleo en los que el usuario recibe atención según sus necesidades, a veces más básicas y a veces más especializadas, sin que importe qué administración es la que tiene las competencias para ofrecerla. En paralelo a esta estructura, todas las entidades públicas y privadas que trabajan por el empleo en el barrio se han enlazado en la Red de Empleo de Polígono Sur, para ensamblar esta atención de forma general, consiguiendo más eficacia con los mismos recursos.

Capítulo aparte merece el trabajo en Seguridad. El Plan Integral perseguía dos objetivos: en primer lugar, conseguir una estrategia conjunta de las tres policías (Nacional, Autonómica y Local) para un trabajo policial coordinado y continuado, que atacase la delincuencia organizada en torno al tráfico de drogas que tanto daño ha causado a Polígono Sur. Por otro lado, la construcción de una comisaría de Policía Nacional dentro del barrio que permitiese acercar a las fuerzas de seguridad a la labor del resto de los servicios y también a la ciudadanía, al tener un trato cotidiano con el vecindario. Esta comisaría, además, atraería al barrio a las personas que necesitasen servicios policiales como la expedición de documentación, permeabilizando Polígono Sur y dándolo a conocer al resto de la ciudad. El trabajo policial realizado, y el que hoy día la presencia de la Policía sea tan habitual como en otros barrios, han permitido reducir la actividad delictiva sobre todo en las zonas más conflictivas como Martínez Montañés, aunque siguen persistiendo actividades ilícitas. En cambio la comisaría, una infraestructura demandada por el movimiento vecinal del barrio dese hace hace más de 30 años, sigue siendo una asignatura pendiente. El año pasado se licitó su construcción en una parcela fuera del Polígono Sur, pero el actual Gobierno central ha manifestado su intención de devolverla a un solar dentro del barrio.

Esta es la forma en la que se trabaja para intentar mejorar el barrio, pero Polígono Sur sigue siendo una zona con muchas y diversas necesidades, con un alto número de familias empobrecidas y en exclusión social, cuya situación se ha visto agravada por la crisis. El trabajo con estas familias y colectivos es un trabajo lento que requiere continuidad y en el barrio han mejorado mucho la coordinación y el trabajo en red entre servicios y entidades sociales, aunque en los últimos años con recortes en inversiones sociales y discontinuidad en servicios esenciales como empleo y formación han supuesto un parón en mucha de la líneas de trabajo. Los cambios sociales necesitan tiempo y continuidad y, aunque se ha mejorado mucho en distintos aspectos, hay zonas del barrio y colectivos y familias que aún están lejos de estar normalizados.

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